lunes, 14 de noviembre de 2011

A partir de los 40


A partir de los 40 


¿Qué es exactamente la presbicia?

La presbicia no es una enfermedad. Es una condición natural del envejecimiento del ojo que se manifiesta como una disminución de la capacidad para enfocar con claridad los objetos cercanos.

¿Qué tipo de personas se ven afectadas por la presbicia?

Generalmente, afecta a todos los hombres y mujeres mayores de 40 años, sean emétropes o amétropes, miopes, hipermétropes y/o astígmatas, pues no se trata de un problema refractivo o patológico, sino de una insuficiencia fisiológica que afecta a la acomodación.
Se entiende por acomodación la propiedad de producir un poder refractivo adicional en el ojo por incremento en la curvatura del cristalino.

¿Cuáles son los síntomas de la presbicia?

Se puede asegurar que casi todas las personas que hayan cumplido los 50 años son présbitas, pero, ya con anterioridad, y a partir de los 40 años, se irán notando con menor o mayor intensidad una serie de síntomas que delatarán el inicio del déficit acomodativo. Así, la tendencia de alejar los objetos para verlos con nitidez, la imposibilidad de realizar trabajos cómodamente a corta distancia o la excesiva fatiga visual mientras se hacen, denotan que la vista cansada está llegando a nuestros ojos. Pero si, además, tenemos serios problemas para poder enhebrar una aguja o las letras comienzan a bailar mientras leemos y necesitamos alejar los textos para poder enfocarlos con nitidez, es seguro que somos, en mayor o menor grado, présbitas.
Otro síntoma importante, desde las primeras etapas de la presbicia, es la necesidad creciente de una buena iluminación para los trabajos de cerca.

¿Cómo evoluciona la presbicia con la edad?

La dificultad de enfocar objetos cercanos aumenta con el paso de los años y, en su punto culminante, se vuelve también imposible enfocar los objetos situados a distancias intermedias. Se considera como visión intermedia aquella que se utiliza en el espacio situado entre los 40 centímetros y 1.50 metros frente a nosotros. Una vez que la denominada "reserva de acomodación" de la persona se ha agotado, la presbicia, como tal, se estabiliza. En ese momento el cristalino ya ha perdido toda su elasticidad y su poder de acomodación. Esta situación se produce en torno de los 60 años.

Sin embargo, y con independencia de la presbicia, el cristalino pierde también parte de su transparencia con la edad y frecuentemente se desarrollan las denominadas "cataratas" que es la opacidad del cristalino o de su cápsula. El tratamiento de las cataratas es siempre quirúrgico, mientras que el de la presbicia no lo es.

¿Se puede prevenir la presbicia?

No, esta condición no puede prevenirse ni detenerse; es una progresión normal relacionada con la edad del paciente.

¿Cuáles son las soluciones a la presbicia?

Anteojos, con lentes: progresivos, trifocales, bifocales o de visión sencilla y/o lentes de contacto progresivos o bifocales.

¿Cuál es el mejor momento para iniciar la corrección de la presbicia?

La respuesta es muy clara y contundente: ¡Cuanto antes mejor!
No son pocos los pacientes que piensan, sobre todo si no han llevado gafas con anterioridad, que si retrasan el uso de lentes para compensar los primeros síntomas de su presbicia, el problema avanzará de una manera más lenta.

Nada más lejos de la realidad, porque con esa decisión sólo conseguirán retrasar el uso de lentes pero no el del avance del problema y, como resultado, sólo lograrán reducir en gran medida la calidad de su visión. La reducción de la calidad de visión genera la disminución del rendimiento del paciente en sus actividades habituales y, en definitiva, el empobrecimiento de su calidad de vida. Por este motivo, no es sólo aconsejable, sino que muy importante, acudir a un profesional de la visión ante los primeros síntomas de presbicia, con el fin de obtener una orientación a la medida de cada persona y aplicar los medios correctores necesarios.

¿Influye la buena visión en que vivamos más tiempo?

Las investigaciones más recientes indican que una buena visión permite al cerebro mantenerse estimulado y, en consecuencia, promueve la longevidad. La visión ocupa un lugar fundamental en la calidad de vida de cada individuo


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